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La soberanía digital se refiere al control y la capacidad de los países y sus ciudadanos para ejercer su autonomía y toma de decisiones en el ámbito digital. Esto incluye el control sobre los recursos digitales, la infraestructura, los datos, las aplicaciones y los servicios que se utilizan en el país.

En Argentina, la soberanía digital se ha convertido en una preocupación importante debido a la dependencia del país en tecnologías y servicios digitales extranjeros, especialmente en el ámbito de las TIC´s. Por ejemplo, la mayoría de los servicios de redes sociales, servicios de mensajería y servicios de almacenamiento en la nube utilizados en Argentina son propiedad de empresas extranjeras.

La soberanía de datos específicamente se refiere a cómo construimos información válida con la masividad de datos que tenemos a disposición. Si almacenamos datos estratégicos en servidores cuyas infraestructuras están en el extranjero, corremos el riesgo de carecer de la más mínima garantía sobre la propiedad y seguridad de los mismos.

Si almacenamos los datos de Vaca Muerta en materia petrolera, los datos de nuestra capacidad en energía nuclear, datos militares, económicos o de gestión (todas las sesiones en pandemia tanto del senado como en diputados se grabaron por la plataforma Cisco Web) en servidores cuyas infraestructuras están en el extranjero y no en el data center de Arsat de Benavidez lo único que hacemos es elegir quien nos va no solo espiar sino también anticipar nuestros actos de gestión.

En Argentina, la Ley de Protección de Datos Personales establece un marco legal para proteger los datos personales de los ciudadanos y regula su recolección, almacenamiento y procesamiento pero es insuficiente porque debe ser un acuerdo de los estados nacionales para regular y acordar un nuevo régimen para la recolección y análisis algorítmicos de los mismos y cuyos beneficios sean distribuidos.

Para los trabajadores y las trabajadoras de las TIC´s en Argentina, la soberanía digital puede ser importante en términos de garantizar la seguridad y la privacidad de los datos de los ciudadanos argentinos, así como en la protección de la infraestructura y los recursos digitales del país. Por ejemplo, la iniciativa de los trabajadores de Arsat para desarrollar una nube pública y soberana puede ayudar a reducir la dependencia de las empresas extranjeras y garantizar el control y la protección de los datos y la infraestructura digital del país.

El rol de ARSAT en la soberanía digital de Argentina debería ser el de garantizar la infraestructura y los servicios digitales necesarios para que el país pueda ejercer su autonomía y control en el ámbito digital. En ese plano también es necesario una política nacional en ciberseguridad logrando modelos de encriptación propios para las comunicaciones estratégicas en la gestión económica, administrativa, seguridad, etc.

Además, ARSAT puede desempeñar un papel importante en la promoción de la educación y la capacitación en TIC, para mejorar la alfabetización digital de los ciudadanos y el desarrollo de habilidades técnicas que sean necesarias para la construcción y el mantenimiento de la infraestructura digital del país.

En resumen, ARSAT debe tener un mayor rol en la construcción de una infraestructura digital soberana y segura para Argentina, que garantice la protección de los datos y el análisis de los mismos para mejorar la salud, la economía, la seguridad en la Argentina, al mismo tiempo que permita al país ejercer su autonomía y control en el ámbito digital.