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El gobierno pretende usar IA para reemplazar la relación convencional entre empresas y sindicatos.

A principio de este año la Secretaría de Trabajo, bajo la conducción de Julio Cordero, informó que planifica junto a la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) el uso de algoritmos para reformar los convenios colectivos. También comentó que la iniciativa busca que los algoritmos propongan soluciones a los desafíos laborales actuales, desplazando la negociación tradicional entre sindicatos y empleadores.

Desde el punto de vista gremial, la propuesta del Gobierno de utilizar inteligencia artificial (IA) para modificar los convenios colectivos de trabajo representa una amenaza directa a los principios fundamentales de la negociación colectiva, y por extensión, a la propia existencia de los sindicatos como actores centrales del mundo del trabajo.

1. Desplazamiento de la negociación colectiva
El eje más preocupante de esta iniciativa es la sustitución de la paritaria tradicional (entre empleadores y trabajadores representados por sindicatos) por un sistema algorítmico, que sugiere que una “inteligencia” artificial podría identificar y proponer cambios a los convenios colectivos de manera supuestamente más eficiente o neutral.
Desde la perspectiva gremial, esto implicaría:
*La pérdida de la capacidad de los sindicatos de incidir en la definición de condiciones laborales.
*La erosión del diálogo social tripartito (Estado, empresarios, sindicatos), base del derecho laboral moderno.

2. Riesgo de deshumanización
La negociación colectiva no es solo técnica: es política, social y humana. Los convenios colectivos contemplan:
*Diversidades sectoriales.
*Realidades regionales.
*Necesidades específicas de los trabajadores.
Una IA no tiene capacidad para interpretar el conflicto social ni la dinámica de poder que existe en una negociación.

3. Contexto político y estratégico
El hecho de que esta medida se evalúe en secreto y en medio de tensiones con las organizaciones sindicales, con una marcha convocada y en un año de intentos de reforma laboral de corte neoliberal, sugiere un intento por debilitar a las organizaciones sindicales. Además, la mención a que el modelo se alinea con demandas del FMI deja en evidencia una externalización del poder de decisión sobre políticas laborales.

4. Pruebas piloto en sectores «inviables»
Utilizar sectores como el de la pesca para experimentar reformas regresivas sin negociación puede generar un precedente para avanzar luego en sectores más organizados, fragmentando la unidad sindical y aplicando un modelo de «prueba y error» con consecuencias reales para miles de trabajadores.

Conclusión

Esta iniciativa puede interpretarse como un intento de vaciamiento del poder sindical y de automatización tecnocrática de decisiones laborales, que despoja a los trabajadores de su derecho a negociar colectivamente, poniéndolo en manos de una tecnología sin sensibilidad social ni legitimidad representativa. Desde una mirada gremial, se trataría de un paso más en la consolidación de un modelo laboral individualista, antisindical, precarizante y ajeno a la tradición del derecho laboral argentino.

La pregunta técnica sería ¿qué tipo de sesgo se incluiría en dichos programas? Observando el accionar de este gobierno en año y medio de mandato no cabe duda que estos programas se alimentarían con objetivos claros de eliminación de derechos, como siempre esconden estos objetivos detrás de una supuesta «neutralidad» de la técnica. ¿Podrían los sindicatos, el estado y las empresas incluir en el debate convencional la inclusión de una IA? La respuesta es sí, siempre y cuando acordáramos un objetivo que no podría ser otro que mejorar derechos, salarios y calidad de vida laboral de los y las trabajadorxs.