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La negociación colectiva desempeñó un papel crucial durante la pandemia y puede constituir un medio eficaz para que empleadores y trabajadores aborden los nuevos desafíos que están afectando al mundo del trabajo.

GINEBRA (OIT Noticias) – La negociación colectiva puede promover la igualdad y fomentar la inclusión, según un nuevo informe de la OIT, el primero de una serie de informes emblemáticos sobre el diálogo social.

Cuanto mayor es la cobertura de los empleados por los convenios colectivos, menores son las diferencias salariales, dice el informe (Resumen: Informe sobre el Diálogo Social 2022: La negociación colectiva en aras de una recuperación inclusiva, sostenible y resiliente ), que se basa en una revisión de los convenios colectivos y las prácticas en 80 países con diferentes niveles de desarrollo económico y los marcos legales y reglamentarios en 125 países. La negociación colectiva -el proceso de negociación voluntaria entre uno o varios empleadores (o sus organizaciones) y una o varias organizaciones de trabajadores- puede reducir eficazmente la desigualdad salarial, ya sea en una empresa, un sector o una industria.

La negociación colectiva también puede contribuir a reducir las diferencias salariales entre hombres y mujeres. Más de la mitad (59 por ciento) de los convenios colectivos examinados por el estudio de la OIT reflejan un compromiso conjunto de los empleadores o de sus organizaciones y de las organizaciones de trabajadores (en particular, los sindicatos) para abordar la desigualdad de género garantizando la igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor, previendo permisos parentales y familiares y abordando la violencia de género en el trabajo.

Según el informe, más de un tercio de los empleados (el 35%) de 98 países tienen sus salarios, su tiempo de trabajo y otras condiciones laborales fijadas por negociaciones colectivas autónomas entre un sindicato y un empleador o una organización de empleadores. Sin embargo, existe una considerable variación entre los países, que va desde más del 75% en muchos países europeos y Uruguay hasta menos del 25% en aproximadamente la mitad de los países de los que se dispone de datos.

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