La salud integral, por su parte, no es un hecho meramente biológico, sino que responde más bien a factores biopsicosociales, y depende del lugar que las mujeres ocupan en la sociedad (determinantes sociales de la salud), de su capacidad de acceder a los recursos materiales y simbólicos para vivir una vida digna, con igualdad de oportunidades, exenta de violencias.
Hoy esto no ocurre para millones de mujeres, en especial para las más pobres y las más jóvenes, para mujeres que aman a otras mujeres, para quienes son inmigrantes o desplazadas, para aquellas que habitan zonas rurales o urbano marginales, para mujeres de distintas razas o etnias, para quienes tienen capacidades diferentes, entre otras condiciones. Para ellas, el cruce de discriminaciones, violencias y exclusiones las aleja cada día del goce de los derechos humanos consagrados, en especial, del derecho a la salud integral y los derechos sexuales y reproductivos.
La crisis de salud representa para las mujeres una sobre exigencia invisible, que implica: mantenerse informada, proveer el cuidado, cumplir con los deberes laborales, ayudar con las tareas educativas de sus hijas e hijos, la imposibilidad de parar o tener un espacio para el descanso, entre otras cargas históricamente asociadas a los roles preestablecidos entre varones y mujeres.
Son las mujeres quienes mayoritariamente asumen el cuidado de sus familiares, en los hogares, en el sector salud y en los trabajos esenciales, como cocinar en los comedores y distribuir viandas y ropas, las que también, deberían tener acceso pleno e integral a su derecho a la salud.
Una, dos y tres jornadas laborales asumen las mujeres en el mundo, situación que se ha agravado con el confinamiento y las medidas de aislamiento.
Tienen a su cargo el 76,2% de todas las horas del trabajo no remunerado, tres veces más que los varones, y adicionalmente son quienes tienen a su cargo el cuidado de los hijos/as, de las y los adultos mayores dependientes, de las personas con discapacidad o con enfermedades crónicas; grupos de alto riesgo en esta pandemia.
Hoy se habla de que la economía en el mundo, está en receso y desequilibrada y hay que decirlo, el trabajo gratis que las mujeres hacen, en gran medida, la está manteniendo. Cada año el trabajo no remunerado de la población femenina, asciende a los 10.9 billones de dólares.
En el sector salud, el que hoy está haciendo frente a la pandemia mundial más agresiva de los últimos tiempos, pocas personas saben que las mujeres representan el 67% del personal de salud y que nuevamente son 156.8 millones de mujeres las que están cuidando la vida y la salud de la humanidad haciendo frente a la pandemia.
FOETRA agradece a todas las mujeres que luchan en las primeras líneas, que irrumpen para acompañar a otros, que disputan las lógicas de poder, que generan otros modos de sostenibilidad, que crean resistencias ante la precariedad, que trabajan por la dignificación de la vida y por la garantía de los derechos humanos de todas y todos.